Se denomina economía informal, o irregular, a la actividad económica no ilegal oculta por razones de elusión fiscal o de control administrativo (por ejemplo, el trabajo doméstico no declarado, la venta ambulante espontánea, la infravaloración del precio escriturado en una compraventa inmobiliaria).
La economía informal o irregular forma parte de la economía sumergida, junto con las actividades económicas ilegales (por ejemplo, la facturación falsa o falseada, el tráfico de drogas, el tráfico de armas, la prostitución, el blanqueo de capitales).
La economía sumergida resulta incluida parcialmente en la estimación del Producto Interior Bruto (PIB) como consecuencia del ajuste de los métodos complementarios empleados para calcularlo.
Aunque la economía informal se ha asociado frecuentemente a países en desarrollo y economías emergentes, todos los sistemas económicos, sin excepción, participan de ella.
La economía sumergida no solamente causa un daño patrimonial a los ingresos del Estado, con el consiguiente quebranto económico, sino que sirve a menudo para disfrutar indebidamente de beneficios sociales, subvenciones y subsidios, al ocultar una parte de la renta de los contribuyentes, convirtiéndolos así en acreedores de unos derechos que de otro modo no podrían disfrutar.
Por último cabe reseñar que la economía sumergida es un importante supuesto de competencia desleal entre profesionales, ya que abarata articficialmente los costes de producción de quien la practica.
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